No era fácil encontrar en las librerías una buena edición de este grandioso libro. La edición de bolsillo de «La Biblia en España» de Alianza no estaba mal, pero su tamaño impedía una lectura cómoda. Sólo por eso debemos recibir como se merece la iniciativa de Ediciones B que, pese a no ser lujosa y resultar algo cara, ofrece un buen tamaño de letra.
También debemos recordar que la traducción más conocida, la de Manuel Azaña, ha sido reemplazada por la de Elena García Ortiz. El bibliófilo o el seguidor de Borrow ni pestañeará: leerá el prólogo, interesante pero prescindible, de Emilio Soler Pascual, y después abrazará uno de sus viejos y rancios volúmenes.
Hablemos ahora del contenido. Porque «La Biblia en España» es un clásico absoluto. Borrow recorre entre 1836 y 1840 España para difundir el Nuevo Testamento, en un viaje organizado por la Sociedad Bíblica británica. A lomos de una mula, o caminando, el escritor recorre la Península, entonces territorio salvaje para el resto de Europa. Y se cruza con ladrones, campesinos, bandoleros, toreros... Sufre en sus carnes robos, arrestos, humillaciones y malos tratos.
Los viajes de Borrow por esa España sumida en una guerra civil, un país inhóspito y miserable donde reinaba la picaresca, dan lugar a una narración exquisita. «La Biblia en España» es un libro de viajes y aventuras, es cierto, pero también un cuadro que muestra con tremenda fidelidad el rostro roñoso y ajado de un lugar olvidado por la suerte. Esta es la España profunda, y Don Jorgito el inglés se mueve por ella como pez en el agua.
Lean este breve párrafo: «Pasé en España cinco años que fueron, si no los más memorables, sí los más venturosos de toda mi vida. Entre lo mucho malo y censurable he hallado muchas cosas nobles y dignas de admiración; mucha heroicidad austera; mucho crimen horrible y salvaje; escaso vicio vulgar y rastrero, cuando menos entre la gran masa de la población a la que concernía mi misión». Nadie debería perderse esta maravilla.
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