Las mujeres viajeras están de moda. Se editan libros con sus vidas y se recuperan sus textos, obras descatalogadas desde hace décadas. De entre todas las féminas que recorrieron el mundo buscando aventuras destaca Mary Henrietta Kingsley, una londinense que nació en plena época victoriana y que presumía de haber adquirido una enorme sabiduría sin estudiar jamás una sola línea. Kingsley, movida por la curiosidad y por las lecturas de la biblioteca de su padre, fue una grandiosa viajera y así queda bien demostrado en «Viajes por el Africa Occidental».
Vivió enclaustrada hasta los 30 años. A esa edad dio un portazo, abandonó la casa de su familia y se embarcó hacia Africa. Cambió el té, el corsé y las veladas musicales por el agua de charco, las sanguijuelas y los cantos tribales.
La auténtica reina de Africa inició sus correrías por el continente negro con la intención de recoger ejemplares de fauna para el Museo Británico. Pero escribió sus aventuras, alguien se la editó y poco a poco se convirtió en un nombre de referencia entre los lectores de literatura viajera. El gran Kipling confesó en alguna ocasión su admiración por esta mujer, y Stanley llegó a decir que era su versión femenina.
Para obtener más datos sobre su apasionante vida se pueden consultar sus abundantes biografías, en inglés, o el resumen de apenas cinco páginas incluido por Cristina Morató en su libro «Viajera intrépidas y aventureras».
«Viajes por el Africa Occidental» es una obra perfecta para iniciarse en la literatura de Kingsley. Muy correctamente escrito, incluye anécdotas fabulosas y situaciones impensables para una mujer de su época. Además, la edición de Valdemar resulta impecable: tapa recia, buen papel y un mimo exquisito en los detalles. Delicioso e imprescindible.
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