Corbett no sólo exterminaba a los elementos más peligrosos de la fauna india: tigres y leopardos. Era un cazador responsable y concienciado que adoraba la naturaleza salvaje, y que dedicó buena parte de su vida y de sus esfuerzos a conocerla en profundidad. Seguramente por eso impulsó con su habitual energía la creación del primer parque nacional de ese país, parque que hoy lleva su nombre.
En este libro se puede comprobar la pasión de Corbett por La India en general. No sólo admiraba su fauna, también sentía una gran devoción por sus habitantes, seres de las castas más bajas instalados en el sufrimiento y la necesidad. Este libro habla de naturaleza, pero sobre todo de personas, de los hombres y mujeres que sobreviven en las tierras del norte indú.
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