Más pequeñas, más útiles, con más información. Las nuevas generaciones de guías de bolsillo creen ciegamente en estos tres mandamientos, imprescindibles para hacerse un hueco en el mundo de las bibliotecas viajeras. Siguiendo estas tres reglas de oro las editoriales no dudan en sacar guías como esta «Guía CityPack Gran Canaria» con formatos liliputienses, utilización de nuevos materiales, alardes cartográficos, encuadernaciones mixtas, precios insignificantes...
Las nuevas guías CityPack (ésta de Gran Canaria y cinco volúmenes más dedicados a Pekín, Madrid, Barcelona, Mallorca y Menorca) presumen de tener en sus páginas todo lo necesario para viajar. Y en buena medida cumplen. Tienen una presentación aceptable, los datos relativamente actualizados y algunos buenos detalles, como una sección en la que realizan propuestas muy serias para organizar la visita al lugar de la forma más racional posible. En estas páginas muestran al lector aquello que de ninguna manera debe perderse, como el centro histórico de una ciudad, un jardín especialmente atractivo, el mejor museo o los detalles de una excursión a un parque nacional o a una playa solitaria.
Pero donde estos libros destacan es en el tamaño (apto para cualquier bolsillo), en la cantidad de información que cobijan y en unas sobrecubiertas de plástico capaces de soportar muchos viajes y la climatología más adversa. Si a esto le añadimos un buen mapa, a una escala aceptable y perfectamente plegado, tendremos una guía perfecta para el viajero que busca, ante todo, funcionalidad.
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