«Yo también tenía una finca en Africa. De hecho tuve dos. Una se hallaba al pie de las colinas de Ngong, la otra en las faldas del monte Merus. Entre las dos había todo lo que uno podía desear: caza, montaña, llanos y un cielo infinito. La mirada no hallaba obstáculos desde el instante en que las neblinas se disolvían por el calor hasta la puesta de sol, cuando la lus ardía unos pocos segundos sobre la árida sabana. Perdí ambas». Así comienza «Tambores de Africa».
La alusión a «Memorias de Africa», el popular libro escrito por Karen Blixen, es directa. Normal, puesto que estamos ante una biografía ligera, en forma de novela, de las apasionantes y tormentosas vidas de la autora sueca y su marido. Unas memorias emotivas y ligeras que resultan tremendamente fáciles de leer.
Hijo de misioneros, Lennart Hagerfors pasó nueve de los primeros 14 años de su vida en el Congo. Una base sólida para un escritor que sueña con Africa, y que quiere contar los colores y los olores de esa tierra primitiva. De vuelta en Suecia estudió filosofía, lenguas escandinavas y literatura, doctorándose el mismo año que realizó su debut literario con un libro editado en su día en España con el titulo de Las ballenas del lago Tanganika.
«Tambores de Africa» no es un libro africanista, ni muchísimo menos. Es un libro basado en las pasiones y debilidades de dos blancos, que vivieron Africa con la misma intensidad con que vivían cada instante de sus vidas. Interesante, pero ni mucho menos imprescindible, para aquellos que permanecen enganchados al continente con forma de corazón.
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