Las guías de aves son compañeras inseparables de aquellos viajeros con intereses naturalistas. No hace falta ser un ornitólogo experto para identificar, a simple vista, a un milano real que sobrevuela nuestro camino o a un pequeño alcaudón que nos contempla desde su posadero en una alambrada, pero algunas cosas ayudan. Por ejemplo, unos buenos prismáticos. Y, por supuesto, una guía como Dios manda. La que acaba de editar Omega, conocida popularmente como «la Svensson», es una de las mejores que podemos encontrar en las librerías.
Este clásico del mundo de los «pajareros» tiene un aspecto formidable, con dibujos de algunos de los mejores artistas especializados en naturaleza, minuciosos mapas de distribución, clarísimas descripciones de cantos y voces, análisis de plumajes detallados al milímetro... Y unos comentarios jugosísimos sobre hábitat, movimientos característicos y alimentación que ayudan a identificar al ave que tenemos delante.
Tras una primera inmejorable impresión, y tras analizar fríamente la obra, vemos sus grandes ventajas y sus pequeños inconvenientes. Entre las primeras, la cantidad enorme de dibujos de cada especie (más de 3.500 ilustraciones originales en total), algo que facilita enormemente la identificación, tanto en vuelo como en reposo, incluso de las especies más problemáticas. La única pega que podemos encontrar, después de buscar minuciosamente, es que se trata de una guía «de España y de Europa», y que por lo tanto incluye muchas especies que jamás nos encontraremos en la península Ibérica. Algunas páginas no las consultaremos jamás o, en el peor de los casos, logren confundirnos.
Estamos, por tanto, ante un serio rival para la guía de aves de España editada por la SEO (Sociedad Española de Ornitología), obra de referencia pero perfectamente compatible con la que hoy ocupa el lugar preferente de esta página.
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